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Formar para transformar la empresa

La formación del personal es un aspecto fundamental en toda empresa. En aquellos negocios donde la formación de sus empleados forma parte de su filosofía, se mejora notablemente la calidad y el ambiente del trabajo y, como consecuencia, el servicio al cliente.

Si preguntáramos a cualquier gerente de empresa si considera que la formación de sus empleados es importante, todos estarían de acuerdo en que es fundamental. Si seguidamente preguntáramos si la llevan a cabo, la gran mayoría respondería que no hay tiempo. Si al leer esto se le escapa una pequeña sonrisa, es muy probable que esté dentro es esta gran mayoría.

La formación como inversión

Los negocios se mueven en un entorno dinámico, de lo contrarío no sería tan difícil mantenerlo a flote. Nuestro entorno cambia, nuestros clientes cambian, nuestra competencia cambia. Continuamente estamos buscando modos de hacer más y mejor con menos. Para ello invertimos en tecnología y nuevas herramientas de trabajo que permitan aumentar nuestra productividad. La adquisición de nueva maquinaría de producción o nuevo software de gestión posee siempre el mismo motivo, aumentar la productividad del negocio.

Pero no debemos olvidarnos de la pieza fundamental: las personas. No existe un solo negocio que funcione sin ellas. Hablamos de un factor clave. Los empleados son, sin duda, nuestra principal herramienta de trabajo. Un negocio sin personas, sencillamente, no existe.

Los recursos humanos de nuestra empresa también cambian. Cambian sus circunstancias, su entorno personal, sus necesidades y sus inquietudes. Como responsables, no podemos satisfacerlo todo pero sí podemos actuar donde nuestra responsabilidad lo permite, en su trabajo diario.

La formación del personal también es una inversión, probablemente la más importante de todas.

Cuando incorporamos formación a nuestra plantilla de trabajo, estamos transmitiendo mucho más que el contenido de un curso. Estamos transmitiendo que nos importan, que creemos en ellos  y queremos que sean mejores en su trabajo. Que contamos con ellos en el futuro. Estamos transmitiendo confianza y respeto hacia nuestros empleados, nuestro principal valor.

Tipos de formación en la empresa

Si ya tenemos claro que la formación de nuestra plantilla es un aspecto fundamental, ahora hemos de plantearnos el tipo de formación que nuestros empleados deberían de recibir. Para ello hemos de tener en cuenta, no sólo la materia y el contenido, sino también los beneficios que puede aportar a nuestro negocio a corto, medio y largo plazo. Se trata, al fin y al cabo, de una inversión y, como tal, esperamos obtener rendimiento de ésta.

Cursos de herramientas genéricas

Suelen ser muy habituales y la oferta es muy amplia y confusa. En muchas ocasiones se da por supuesto el uso o aprendizaje de software de caracter general aunque, en la práctica, poca gente domina el software si lo ha aprendido de forma autodidacta.

Se trata de contenidos que suelen estar también disponibles para asistir de forma individual, en academias o centros de estudios, incluso a distancia. La diferencia con los cursos in-company es el enfoque y la complejidad de los contenidos. Al impartir un curso específico para personal de la empresa el horario suele ser más apropiado y el contenido suele estar dirigido a problemas concretos de nuestro negocio.

Los cursos sobre herramientas genéricas aportan al empleado un conocimiento profundo y exacto de las posibilidades del software que está manejando con un enfoque muy práctico y específico.

Como ejemplo podríamos poner el típico curso para aprender a manejar herramientas de ofimática ,como un procesador de textos o una hoja de cálculo. En el caso de enfocarlo para un negocio concreto, los ejemplos tratados podrían ser documentos de trabajo reales del propio negocio. De este modo el empleado no sólo aprende a manejar la herramienta sino que comprende la implicación de dicha herramienta en su trabajo diario y el porqué de su uso.

Formación técnica a medida

En ocasiones, los cursos formativos no se enfocan sobre herramientas genéricas sino sobre situaciones concretas definidas por el propio negocio. En esta ocasión se estudia el problema específico y la solución formativa más apropiada así como aquellos empleados que participarán en el curso formativo. En este caso, la labor formativa posee como objetivo adicional la transformación del personal (y del negocio), ampliando su capacitación (y su oferta de servicios).

La formación a medida permite reciclar a personal cuya labor quedó obsoleta o ampliar las posibilidades de aquellos difícilmente reubicables.

Se trata de cursos más complejos y que requieren una mayor preparación por parte del formador, pero hablamos siempre de contenidos específicos, donde la dirección de la empresa ha detectado un problema concreto y se ha optado por una solución formativa.

Un ejemplo podría ser un curso de programación web en un estudio de diseño gráfico clásico. Una solución sería la incorporación de programadores en la plantilla, pero, quizá antes de embarcarse en un proceso de contratación de nuevo personal, se podría optar por unos cursos de programación web para comprobar como responde el propio personal de la empresa. De este modo potenciamos primero a nuestro propio personal. Si no funcionara, siempre estaríamos a tiempo de contratar programadores.

Conclusiones

En resumen, hemos de tener en cuenta que la formación de nuestro personal es una posible solución a nuestro problema. En muchas ocasiones, buscamos fuera aquello que podríamos crear desde dentro simplemente porque no hemos pensado en ello.

La formación no sólo forma a su personal, también lo transforma.

La formación de los empleados aportará mayor calidad y cohesión a nuestra plantilla. Las principales ventajas indirectas en las acciones de formación serían:

  1. Transmitir al empleado la importancia de su labor en la empresa.
  2. Variar la rutina diaria donde el empleado puede conversar sobre los problemas de su puesto de trabajo, en un ambiente más distendido y menos jerarquizado.
  3. Detectar tanto personal altamente capacitado como aquél que está suponiendo un lastre en la empresa.
  4. Fomentar el aprendizaje por cuenta propia y el afán de superación del propio empleado a nivel personal, al darse cuenta de las ventajas y posibilidades de la formación continua.

Como último dato, hay que tener en cuenta que en las grandes consultoras o en las empresas de servicios con un alto valor añadido, la formación de los empleados es continua y obligatoria. Algo muy valorado por parte del propio personal de dichas empresas. Por algo será.

Seguro que todo esto “ya lo sabía”. Entonces, ¿por que no lo aplica? ¿A qué espera para transformar su empresa?